Empezó con el frío, la chaqueta al atardece , a la mañana fresco… El otoño suele empezar suave porque sabe que cuesta recibirlo, siempre se nos hace pronto cuando se presenta en estas montañas; son tan contados los días de sol, luz, calorcito para los que vivimos aquí.
Luego pasó al irse acortando el día, a recogernos antes en casa y, poco a poco, cambiando nuestros trabajos. Ya hace días que no hace falta regar, ni quitar malas hierbas. Ahora es una abundancia de tomates, pimientos, guindillas, calabacines…
Hay de todo y la huerta te devuelve generosa. Y se hacen conservas, se guardan las calabazas, se hacen mermeladas, muchos ratos recogiendo lo que nos da la tierra. Y preparando la leña, cortando, apilando y suavemente, despacito te das cuenta que ya estás en OTOÑO y miras un poco para las peñas y ya está cambiando el color.
Se van notando los naranjas, amarillos ocres, marrones, va muy suave… Todavía hay que mirar un par de veces para ver la preparación de la naturaleza para esta época tan de recogida.
Y ha sido tan despacito el cambio, tan suave… que cada mañana miras desde la ventana con ilusión de perderte en sus colores, en sus olores.
Esos ruidos de pisar las hojas secas paseando por la Selva de Irati o Arce, o cualquier sitio de la montaña navarra. Es una buena época para disfrutar de estos valles, de sus tonos de color, de sus frutos del monte, está todo lleno de moras, endrinas, manzanitas, los hongos, es buen año de recogida.
Está empezando, se nota e invita a perderse en su magia , me ha liado… Mira que me cuesta dejar el verano y, una vez más, me ha enamorado con su sutileza.
Ongi Etorri UDAZKENA , gracias por volver.
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