Arranca este 2017 y nos lo tiñe todo de blanco. Bellísima sorpresa. Hace un frío que pela, sí, pero la chimenea y una buena leña calientan el ánimo. Se complica la movilidad, también, pero caminar despacio por este paisaje virgen, sin prisas, es un regalo. Obliga a atender a los animales. Buscan cobijo, hierba, calor humano. Pero ver a nuestras yeguas pasear sobre esta alfombra de nieve es una estampa inolvidable. Hermosas. Libres.
Son días de sensaciones intensas en Casa Monaut, en Saragüeta, en el Valle de Arce. Contar con la ayuda de Maddi y Kattalin facilita las cosas. Compartir el invierno. Siempre es un placer rodearse de la familia cuando todo se pinta de blanco.
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