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De gallinas y demás habitantes de Saragüeta

gallinas Casa Monaut

Nuevo capítulo de las Gallinas de Maitina en mi blog, este se titula «La gran nevada».
Inspirado en las historias de Maitina Gutierrez y de la gallina Clara, !claro! Espero que os guste.

http://www.enmarabierto.com/2016/05/las-gallinas-de-maitina-en-la-gran.html

Hace unos meses tras una visita a Casa Monaut se me ocurrió escribir unos relatos donde el hilo lo llevaran las gallinas de Maitina. De ahí vino la idea de hacer un libro para presentar en el concurso Feel Good y ese es mi nuevo reto.

Escribir desde el punto de vista de las gallinas está siendo muy divertido y he pensado en compartir este proceso creativo con todos vosotros porque hasta ahora vuestros comentarios me han dado muchas ideas.
Así que ahí va la primera parte del segundo capítulo titulado «La gran nevada». Ya me diréis si os ha gustado.
Si es la primera vez que te acercas a las gallinas, te recomiendo que leas el primer capítulo «Con la piel  de gallina«.

                                                 La gran nevada (primera parte)

El gallinero está revuelto. Anoche cayó una gran nevada y cuando el ama ha venido como cada mañana a abrirnos la puerta, nos hemos encontrado con la pradera cubierta de blanco. Hoy mejor quedarse dentro, aunque los pollos han ido directos a meter las patas en la nieve porque nunca la habían visto antes. Maitina nos ha dicho que a la tarde traerá las ovejas y tendremos que compartir.
Y solo con eso se ha liado una buena, qué malo es el aburrimiento, unas y otras han estado todo el día comentando que si no habría otro sitio mejor para las ovejas, que si siempre teníamos que ceder nosotras, que ya solo faltaba que nos metieran también dentro a las yeguas… La madre de los trillizos que no se separa de ellos ni para dormir, no paraba de quejarse preocupada porque pudiera ocurrir cualquier percance y las dos hermanas erre que erre. Al final una de las cluecas, se ha quejado y las ha mandado salir a todas las ruidosas al frío.
Antes de que entraran las ovejas, la gallina Clara nos ha llamado desde su viga.
-Chicas, recordad que acogerlas en nuestra casa, es una oportunidad para ponernos al día de lo que pasa más allá del cercado.
-Puede que tenga razón -le ha contestado una de las hermanas- pero no nos gusta que invandan nuestro espacio.
-Además -ha añadido la otra, que no sabe cerrar el pico si su hermana lo ha abierto primero- ¡no hay quien se entienda con ellas! ¡Siempre hablan alargando las palabras, o todas a la vez y con el jaleo que montan no nos dejan descansar como dios manda!
La conversación ha quedado interrumpida con la llegada del rebaño. Las ovejas en cuanto salen de su rutina se desubican, así que ya venían a un trote temblón y cuando han visto que las iban a meter dentro, les ha entrado el nervio y se han metido en el gallinero que más que entrada, parecía la salida de San Fermines.
Ha sido cerrar la puerta del gallinero y extenderse el rumor entre ellas de que las habían traído para esquilarlas. Con el poco espacio que hay, han empezado a moverse de acá para allá ¡como si eso les sirviera para salir del gallinero! Nosotras hemos revoloteado en busca de los palos para ponernos a salvo.
Esto del cambio climático tiene a algunos animales un poco despistados. Las gallinas sabemos del tema porque Maitina nos cuenta y nos enseña las fotos de las pobres flores de primavera que empiezan a salir en invierno porque, como dice ella, no se aclaran. Bueno ni ellas ni las ovejas que se piensan que después de la nevada que ha caído les van a quitar la lana. ¡Con el frío que hace! ¡Son más tontas!
Puede que de una en una no, pero cuando funcionan en rebaño, ahí es difícil que piensen derecho  No hay más que ver cómo se mueven: para una paran todas, entra una, entran todas. Es verdad que conocen más mundo que nosotras porque andan sueltas por los campos. Pero normalmente se mueven con la cabeza baja buscando hierba y cuando van más lejos, van tan juntas y estresadas (con Udi, el perro, diciéndoles que vayan a un lado o a otro) que no se dan cuenta de la mitad de las cosas.
Nosotras avanzamos poco pero solemos ir cada una por nuestro lado, moviendo la cabeza atrás y delante en busca de buenos gusanos. Y todo el mundo sabe que para encontrar un buen gusano, lo mejor es seguir tu propio camino.
Seguro que influye en nuestra manera de vivir (y de pensar) nuestra dieta, que es mucho mejor que la de estas pobres que solo mascan hierba. No, nosotras comemos cosas mucho más selectas porque Maitina de vez en cuando nos trae nouvelle cuisine: cortezas de queso, mondas de patata o piel de zanahoria.
Clara pide al gallo que cante bien alto para parar la estampida de ovejas, antes de que se lleven por delante a alguno de nuestros pequeños. Veo al pobre pollo deprimido, temblando en una esquina del corral tan asustado que ni siquiera busca a su madre.
El gallo obedece, las ovejas se paran y miran todas a la vez hacia él mientras mascan. Es alucinante ¡no paran de mascar!, aunque haga horas que han comido.
Clara llama desde su viga.
-¡Atención!
Las ovejas mascan y miran hacia arriba. ¡Hay que ver lo escandalosas que son! Hasta en silencio hacen ruido, ¡cuando no balan, mueven los cencerros y cuando no mueven los cencerros balan!
-¡Silencio! -continúa la gallina Clara que ya ha conseguido que la localicen -No se va a esquilar a nadie. Estáis aquí porque ha caído una gran nevada, el ama no quiere que paséis frío. ¿entendéis? Continúa explicándoles el cambio climático y aunque no parece que la entiendan del todo, sí comprenden que no van a perder su lana, por lo menos por ahora.
-Vamos a organizarnos para pasar la noche. Vosotras tendréis este espacio y nosotras el del otro lado de la valla. Es necesario que ninguna gallina cruce el límite para que no quede atrapada entre las patas de las ovejas. ¿Comprendido?
Cuando por fin el gallinero volvió a estar en calma, una de nosotras se lamentó de que  Maitina no bajara hoy a contarnos algo. Como la nevada había empezado muy pronto, íbamos a pasar encerradas bastante tiempo.
-Podíamos jugar a algún juego- dijo un cordero con cara de avispado.
Entre todas empezamos a pensar qué  hacer. Un pollito sugirió que jugar al pilla pilla, eso lo hemos hecho alguna vez por el prado pero las madres no quisieron porque con tan poco espacio, fácil sería que una de nosotras fuera arrollada.
-Quizá podría ser un escondite -propuso otro de los pequeños.
-¡doóonde quieres que nos escondaaamos nostraaaas!- protestaron las ovejas.
Por un momento permanecimos en silencio, entonces se escuchó balar al viejo carnero desde el rincón
-¡Conteeemos cueentos!
Todas la ovejas balaron contentas, nosotras no entendíamos era la primera vez que oíamos que las ovejas contaran cuentos. Nos subimos a nuestros palos para escuchar mientras la gallina Clara nos explicaba que las ovejas son muy conocidas por su tradición oral. Confieso que en ese momento creí que nos estaba tomando el pelo.
Las ovejas se habían colocado en semicírculo, en el centro como si fuera un director de orquesta, estaba el viejo carnero negro. Por primera vez desde que entraron en el gallinero, permanecieron en silencio y dejaron de mascar. Miraban a través de la pequeña ventana hacia el cielo.
El carnero comenzó a cantar con una voz profunda:
-¿Sabéis de dónde venimos las ovejas?, nuestro origen es misterioso y antiguo… A cada frase del carnero, el rebaño repetía haciéndole coro.
Unos dicen que nacimos en la duermevela de los hombres que nos cuentan para dormirse, y escapamos de sus sueños cuando lo consiguen.
Otros que venimos de las nubes, o que antes fuimos copos de nieve o espuma de las olas del mar. Quizá tengan razón, por eso ¡hey! cuando vayas por ahí, date la vuelta y mira,
puede que detrás de ti esté naciendo una oveja.
El resto del rebaño repitió “puede que detrás de ti esté naciendo una oveja”.
Aplaudimos felices y sorprendidas porque las ovejas supieran hacer algo tan bonito con su boca aparte de mascar.
El carnero y las demás se sentaron en silencio debajo de nuestros palos. La oveja más mayor, la de la cara negra, quedó en el centro.  Ella nos miró con solemnidad y después señaló hacia la ventana.
-¿Conocéis la constelación de Aries?… CONTINUARÁ…

P1000812http://www.enmarabierto.com/2016/05/la-gran-nevada-segunda-parte.html

viernes, 13 de mayo de 2016

La gran nevada (segunda parte) continuación de Las gallinas de Maitina

El carnero y las demás se sentaron en silencio debajo de nuestros palos. La oveja más mayor, la de la cara negra, quedó en el centro. Ella nos miró con solemnidad y después señaló hacia la ventana.
-¿Conocéis la constelación de Aries?
La gallina Clara asintió en silencio pero el resto nos quedamos mirándola. Ella dibujó con su pata en el suelo una forma y volvió a señalar al cielo.
-¿La véis ahora?
Nos fuimos acercando a la ventana por turnos para verla y sí se veía allí arriba en el cielo sobre las montañas.
-Esa constelación fue un regalo del gran Zeus a nuestro antecesor, el carnero con la piel dorada al que llamaban Crisómalos.
-Pues para ser dorado, la constelación brilla poco -dijo una de las dos hermanas que siempre tiene que estar poniéndole un pero a todo.
-Es cierto porque el carnero generoso regaló su piel y esta quedó colgada en una encina de la Cólquida a la espera de que Jasón y los Argonautas fueran en su busca, pero ésa es otra historia entre ovejas y dioses.
-¡Siempre alardeando! -dijo la otra hermana que también quería dar su opinión.
Entonces el carnero se levantó y baló enfadado.
-¡Nosotras las ovejas damos nuestra vida en lugar de los hombres y somos amigas de los dioses…!
-En eso tiene razón- dijo Gato que acababa de asomar por la ventana mientras caminaba lentamente para tumbarse junto a la gallina Clara.
Gato y la gallina se conocían desde que él era una cría: Maitina lo trajo para presentarlo al gallinero, y según me han contado dijo que le había salvado de morir ahogado por el único motivo de nacer en una camada muy grande. Clara nos contaba que Gato era una bola de pelo que temblaba y maullaba en busca de su madre. No hay animal más maternal que una gallina, así que todas las del corral lo arroparon bajo sus alas. Gato ya es adulto y pasa largas temporadas fuera de la casa, pero algunas veces le entra la morriña y se acerca a dormir con nosotras en el gallinero. La historia de Gato os la contaré en otra ocasión, sólo os diré que después de La noche de la puerta, él y la gallina Clara están todavía más unidos. Por eso cuando le vio llegar y ponerse a su lado, le recibió con un cacareo y después se dirigió al resto.
-Sí tiene razón, cada especie tenemos nuestros secretos, nuestros cuentos, nuestro papel… No luchemos ahora por signos absurdos, disfrutemos de esta noche, en que tan bien se ve la constelación de Aries. ¡Cuéntanos vieja amiga la historia del carnero dorado!
La oveja de cara negra emitió un balido largo y volvió a ocupar su lugar en el centro del gallinero.
 -Hace muchos años existió un carnero con la piel de oro, único y maravilloso al que llamaban Crisómalos. Hijo del dios Poseidón y Teófane, la mujer más hermosa de toda la antigüedad.
Era tan hermosa que siempre iba escoltada por una multitud de pretendientes que la seguían como un rebaño. Tantos eran que se construían pueblos a sus espaldas.
-¡Qué exageración! -dijo la gallina gris desde su caja pero está tan vieja y perdida que la oveja ni siquiera se inmutó.
 -Tal era la belleza de Teófane que estaba en boca de todos los hombres. Cierto día en que Poseidón navegaba por el mar, escuchó a unos pescadores cantar su belleza. Este cántico despertó su curiosidad y decidió conocer a Teófane. Nada más verla se enamoró perdidamente de ella y la deseó sólo para él.
El gallo batió las alas y cantó, como por ahora es el único gallo del corral está encantado de escuchar historias como éstas. Nosotras le dejamos disfrutar, sobre todo porque aún no se ha dado cuenta de que a uno de los trillizos le está creciendo la cresta…
-Sí, sí, sólo para él -continuó la oveja de la cara oscura- por eso la raptó y la llevó hasta la isla de Crumisa un lugar que nadie más conocida . Poseidón, dios del mar, conoce los rincones de mares y océanos mejor que ninguna otra criatura inmortal y por supuesto mortal.
-¡Oooohhhh! -dijeron los trillizos, la madraza los mandó callar.
-Aún así los pretendientes, como no la dejaban ni a sol ni a sombra, la persiguieron en barcos hasta allí. Poseidón les vio llegar a lo lejos y transformó a Teófane en una oveja como nosotras, no era una oveja común sino la más hermosa. Para pasar desapercibido él se transformó en un gran carnero y al resto de los habitantes de la isla los convirtió en un rebaño.
Los pretendientes llegaron a la isla sorprendidos por no encontrarla allí y decidieron quedarse a la espera de su vuelta, como no había muchas más opciones, cazaban ovejas para alimentarse. Entonces Poseidón los convirtió en lobos…
-¡Ese Poseidón sabría mucho de mar pero poco de la tierra! -dijo Gato, el restó rió.
-Tienes razón Gato porque la isla de Crumisa se convirtió en el escenario de una gran cacería pero ésa es una historia para ser contada en otra ocasión.
Cuando Poseidón Carnero vio a Teófane oveja todavía más hermosa que en su forma humana.
El gallo cantó y nosotras nos miramos divertidas… ¡este rebaño se lo tiene un poco creído! Dijo uno de los pollos. La oveja continuó.
-La encontró todavía más hermosa y yació con ella durante toda la noche. De esa unión nacerá Crisómalos el carnero con la piel de oro, nuestro antecesor.
-¡Crisómalos el carnero generoso! -balaron la ovejas.
CONTINUARÁ

 

 

martes, 24 de mayo de 2016

Udi el perro viajero

Udi y yo, la foto nos la hizo Maitina

Ésta es la primera parte del cuarto capítulo de «Las gallinas de Maitina«,  si todavía no has leído los anteriores te recomiendo que empieces por «Con la piel de gallina».
Estos relatos son ficciones inspiradas en los animales de Maitina en la Casa Monaut, algunos de ellos son inventados y luego ocurren en realidad y otros simplemente son reales y a veces se les ocurre reinventarse. ¡Espero que os gusten!

UDI EL PERRO VIAJERO
 
Para Navidad el ama decidió hacerles dos bufandas de punto a sus hijas, nada más y nada menos que con las lanas de las latxas. Con lo subiditas que suelen estar las ovejas, ¡no sabéis cómo se pusieron cuando vieron a las hijas con lasbufandas al cuello! Ocurrió antes de que llegara Udi y después de que tres de las nuestras se tuvieran que ir a casa de la que carda la lana. Vayamos paso a paso.
Una noche de luna creciente, antes de que empezaran todos los cambios, Maitina bajó a estar un rato con nosotras y nos puso música, llevaba en la mano las agujas y la lana. Durante un rato se sentó y tejió en silencio, nosotras la observábamos escuchando el clin, clin, clin de las agujas al moverse.
La gallina gris que está ya mayor y no se aclara mucho, se bajó del palo y fue hacia los pies de Maitina buscando sus huevos. La pobre sufreconvencida de que está clueca aunque hace meses que no pone huevos y claro no los encuentra por ninguna parte, eso sí en cuanto ve los de otra se pone a empollarlos...El ama la acarició.
Mirad, estoy haciendo una bufanda! Bonita, ¿verdad? Es de lana de nuestras latxas. Tejeré una para cada una de las hijas por Navidad.
Maitina siempre llama a sus hijas “las hijas” esto es algo que la madraza jamás entenderá, ella lo hace porque de joven estuvo en una comuna hippy y dice que las hijas no pertenecen de nadie…pero ésa es una historia para otro momento. El ama continuó diciendo que iba a necesitar más lana, en ese momento paró la música y su voz se puso algo seria.
_Chicas mañana tres de vosotras os bajáis a la casa de la que carda la lana.
Nada más escuchar la noticia, la gallina gris que se había calmado y estaba sentada a los pies del ama empezó a corretear cacareando a los cuatro vientos.
_¡¡¡¡¡No quiero ser un pollo en pepitoria!!!!!
¡Pobre! Está realmente mal. Los trillizos se despertaron sobresaltados y le preguntaban los tres a la a la madraza qué era eso de la pepitoria. Ella por primera vez, no sabía qué contestar. La gallina Clara, como siempre, llamó desde su viga.
_Recordad ¡las gallinas de Maitina sólo mueren de viejas!
El ama como si la hubiera entendido, añadió.
_Tendréis que darle huevos, igual que a mí, nada más, ha prometido que os cuidará bien.
El día de Navidad cuando las ovejas vieron llegar a las hijas con las bufandas al cuello, ¡no paraban de alardear! Tanto que la gallina Punki les dijo que había cordero para comer y las latxas se marcharon ofendidísimas. Es una tipa curiosa la de la cresta años ochenta, no suele meterse mucho en los asuntos del gallinero pero cuando abre el pico, atina.
La gallina punki es la blanca con pintas
Por la noche la madraza después de asegurarse de que sus hijos estaban bien dormidos, nos dijo.
_¡Ahora de lo único que saben hablar de sus lanas. Todas a la vez, como hacen ellas. Lo bonitas y suaves que son, lo que abrigan…¡lanas y venga lanas! Pero ¿os acordáis de la que liaron cuando las tuvieron que esquilar? ¡Casi me arrollan con huevos y todo!
_¡Y lo peor es que es así cada verano!– añadió una de las hermanas que no puede evitar meter baza.
_¡No hay forma de que se acostumbren!-remató la otra.
Es verdad que las ovejas estuvieron poco finas esa mañana, algunas todavía estábamos tristes por separarnos de las que se habían ido. Aunque esperábamos recibir noticias pronto porque hacía poco que teníamos un nuevo mensajero.
Maitina apareció con el cachorro al día siguiente de llevarse las gallinas. Lo trajo en un cesto, tapado con una pequeña manta. Al principio pensamos que quería enseñarnos las lanas porque Udi dormía hecho un ovillo en el centro con ese pelo que tiene que parece de cordero. Luego al ver que las lanas se movían y que levantaban el hocico y nos miraban con esos ojos color aceituna negra, entendimos.
_Le he puesto Udi -dijo el ama como el monte de Otxagabia. Ese por donde andaba el aita de niño… y seguro que todavía anda, de una forma o de otra. El nombre me vino en el coche de camino, fue como si me lo dijera Karmelo al oído…
Suele contarnos confidencias de este tipo y nosotras agradecemos la confianza, aunque la mayoría de las veces la gallina Clara nos tiene que explicar qué quiere decir. Pero en ese caso no hizo falta, estaba claro. Udi sería un perro especial.
_La que carda la lana ha tenido una camada y como eran muchos, lo quería sacrificar. Éste se me quedó mirando con esos ojos que tiene y no me pude resistir –continuó el ama.
Cantamos contentas, cualquier gallina, por poco espabilada que sea, sabe que tener un perro es sinónimo de estar comunicado con los otros valles. ¡Hasta las dos hermanas revoloteaban felices en sus palos!
Udi ya mayor entre la nieve
Hay un dicho entre los animales del valle del Arce ¡Quién fuera gallina de Maitina! Y es muy cierto porque nosotras vivimos como reinas. No somos las únicas, las yeguas y las latxas tampoco viven nada mal. Pero les gusta protestar y son muy celosas porque por mucho que ellas puedan moverse libremente por los campos, no tienen un gallinero de lujo como el nuestro.
Un turista que vino a vivir en la casona, dijo que le recordaba a las cabañas de Canadá, ¡nada más y nada menos! Nosotras no teníamos ni idea de cómo eran esas cabañas pero sonaba muy exótico, así que se lo contamos a las yeguas y a las ovejas en cuanto tuvimos ocasión…También se lo dijimos a Gato para que extendiera la noticia.
 
Nuestro gallinero-cabaña de Canadá está hecho con las antiguas tablas del suelo de la casona. ¡Madera de roble! La gallina Clara nos contó que Karmelo la guardó cuando andaba reformando la casa para hacer muebles.
_El aita era un mago, eso le decía el ama -nos contaba Clara -le veíamos mirando el montón de tablas, que a nosotras nos parecían todas iguales, pero a él no porque se tomaba su tiempo para elegir unas cuantas. Después de días aserrando, dando golpes y poniendo cola, aparecía con una estantería nueva o una cajonera o un armario¡magia!
…Los animales de la casa sabíamos que cuando hacía bueno y ponía música, tocaba hacer muebles y hasta las latxas, que disfrutan tanto de las alturas,bajaban del monte para verle trabajar.
Karmelo se fue, los tablones quedaron amontonados y empezaron a llenarse de telas de araña. El ama bajaba y los miraba en silencio. Pasó allí muchos ratos, incluso cuando llovía se quedaba ahí quieta en silencio. Un día en que amaneció soleado escuchamos golpes y vimos dos hombres moviendo las tablas. En pocos días estaba construido nuestro hogar. Cuando las hijas del ama lo vieron terminado dijeron que ellas querían una casa igual.
, vivimos muy bien, por eso le damos tantos huevos al ama y nunca nos quejamos…Eso sí, echábamos de menos la información de otras casas, sobre todo las que tenemos familia fuera.
Es verdad que Gato algunas veces venía y nos contaba cosas pero no tenían mucho sentido. Cuando sale va a lo que va y es difícil que se concentre en otra cosa que no sea una gata. Y cuando se relaja, le toca protegerse de la competencia…Así que sólo nos llegaban retales de historias que se solían cortar a mitad por motivos depura supervivencia.
Tampoco le podíamos pedir más ¡bastante tenía con gestionar sus siete vidas! Sobre todo cuando le veíamos llegar delgado y lleno de heridas de guerra. Pero echábamos en falta saber de las yeguas, de las ovejas y por supuesto de las otras gallinas.
En este gallinero todas menos la Gallina Clara vinimos de fuera, cuando llegamospoco después de “La noche de la puerta”, ella la única superviviente, todavía temblaba en su viga aún conmocionada con lo ocurrido, no era para menos.
_Clara es una gallina muy sabia, os acogerá bien. Dadle algo de tiempo -dijo el ama y como siempre tenía razón.
Al ver al pequeño Udi temblando en el cesto recordé ese día. Probablemente a las demás les pasó lo mismo porque empezaron a cacarear para darle la bienvenida. Era tan pollo que sólo levantó la cabeza y nos miró sus ojos profundos.
Luego se incorporó en la cesta, sus patas eran casi igual de largas que las nuestras, todavía tendríamosque esperar a que creciera para tener un mensajero, ahora no podría llegar muy lejos.
_Bueno es que esté aquí -dijo Clara- además esa mirada dulce me recuerda a alguien.
Esa noche la gallina Clara nos contó una historia muy especial, la de Kuxu el perro de Karmelo. Dijo que si íbamos a tener a Udi, debíamos recordar a sus antepasados. Nosotras permanecimos en silencio, ni siquiera las dos hermanas se atrevieron a decir nada, sabíamos que ése era un momento especial, nos iban a hablar del aita y eso merecía la pena. Clara se colocó en su viga y nosotras nos agrupamos en los palos para escucharla.
 
CONTINUARÁ…

 

 

jueves, 2 de junio de 2016

3.2 Las gallinas de Maitina en Udi el perro viajero (segunda parte)

Hola, esta semana os paso la segunda parte del capítulo de Udi, espero que os guste, recordad que esta es un serie sobre las Gallinas de Maitina, si es el primer capítulo que lees, te recomiendo que empieces desde aquí y vayas por orden cronológico. !Que lo disfrutes!
Udi el perro viajero (segunda parte)
_Kuxu el perro de Karmelo también tenía una mirada dulce, aunque sus ojos no eran oscuros como los de Udi sino verdes color río. Él se conocía el valle mejor que nadie, andaba siempre detrás del aita, que le había enseñado desde cachorro.
Karmelo era del valle o el valle era de él, simplemente formaba parte. Como el sol o la luna o el viento. Se movía al ritmo de las estaciones como si fuera un árbol que en invierno pierde la hoja y la recupera en primavera o un río que baja por la montaña. Las gallinas, los rebaños, su familia todo funcionaba porque él estaba ahí o por lo menos eso creíamos antes.
Él sabía siempre, sabía cuando una yegua iba a parir, sabía cuándo las ovejas estaban asustadas o cuando nosotras revoloteábamos porque se acercaba la fuina. Escuchaba los latidos del valle y sabía.
Si alguna vez te llamaba con su voz suave y cantarina sólo podías acudir. Todos los animales de la casa le respetábamos, hasta la yegua jefa, Karol, que tiene un carácter de mil pares de demonios, le dejaba que la montara.
Daba gusto verle aparecer caminando rápido con unos pasos ágiles, como si en realidad saltara. Era difícil saber dónde estaba porque se movía como un gato de punta a punta del valle, tan pronto ayudando a parir a una de las vacas, buscando setas o recogiendo endrinas…cantando y Kuxu siempre detrás, en realidad cualquiera que le viera quería ir detrás de él. Ya le decía el ama a veces entre risas, a tí hay que atarte corto.
Kuxu se encargaba del ganado, Karmelo no tenía que decirle nada, le bastaba una mirada para que él supiera. Era muy educado, un pastor de vieja escuela. Había veces que con sólo aparecer y ponerse a tu lado, tú reaccionabas. Nosotras teníamos un pacto con él, obediencia a cambio de noticias frescas. Era verle llegar y desfilar hacia el gallinero bien formales, y él cumplía como el mejor corresponsal.

Cuando Karmelo se fue, sin avisar a nadie, Kuxu no pudo encajarlo. Le esperaba a la salida de la casa, en las escaleras y cada mañana cuando veía que no llegaba, lloraba, ladraba. Dejó de comer, dejó de pastorear, dejó de ser. Un día salió de casa temprano, nosotras no le vimos marchar porque todavía el ama no había venido a abrirnos, pero las yeguas nos contaron que le vieron correr. Ellas al verlo pasar con esa energía después de tanto tiempo creyeron que Karmelo estaba de vuelta. Rápidamente la noticia se extendió ¡Kuxu, el buen pastor, volverá con él! Al atardecer ovejas, yeguas y gallinas esperábamos atentas al camino, deseosas de verlos llegar como si fuera un día de los de antes. Pero ni uno ni otro volvieron y el silencio envolvió nuestro valle durante mucho tiempo.

Nosotras sabíamos que algún día el ama nos hablaría de Kuxu pero estaba tan triste que tardó meses en hacerlo. Una tarde en que llovía y todas nos habíamos refugiado pronto en nuestros palos, Maitina llegó dando pasos pesados con sus botas de goma. Cogió una banqueta, algunas creyeron que iba a poner música, ella en cambio miraba al suelo y movía la paja con sus botas.
_Han encontrado a Kuxu, estaba a los pies de Karmelo, por fin descansan juntos -dio un gran suspiro y se echó a llorar.
Poco a poco todas descendimos de nuestros palos e hicimos un círculo a su alrededor, después para que supiera que estábamos a su lado empezamos a picar el suelo pic, pic, pic y por turnos fuimos subiendo a su regazo, una tras otra, así todas las gallinas del gallinero. La última fui yo me quedé con ella hasta que la luna estuvo bien alta en el cielo.

Después de que Clara nos contara esa historia, todavía nos alegramos más con la llegada de Udi, porque le iba a hacer mucha compañía al ama. Lo que jamás imaginamos era que con el tiempo se iba a convertir en semejante terremoto.

El primer día que entró en el gallinero montó tal revuelo que parecía que un milano hubiera atacado a tres o cuatro pollos a la vez. Estaba claro que llamábamos su atención y él entendía que tenía que venir hacia nosotras, sólo que no sabía para qué.
Tan encantado estaba persiguiéndonos de un lado para otro que no oía las voces del ama llamándole. Maitina tuvo que agarrarle del pescuezo para sujetarlo. Luego se disculpó con todas nosotras y se lo llevó fuera. Las dos hermanas empezaron a quejarse, que si Udi no era Kuxu, que si con él había acabado la paz…los pollos todavía no eran capaces de decir nada porque estaban en pleno ataque de ansiedad y el gallo que aprovecha en cuanto puede para darse importancia, dijo que la próxima vez se las vería con él. Entonces la gallina Clara llamó desde su viga.
_Tenéis que tener paciencia, sólo es una cría,, ya aprenderá.
Y sí ha aprendido más o menos. En realidad ha ido de un extremo a otro ahora sólo quiere reunirnos a todos: reunir a las yeguas, a las ovejas, hasta a los turistas que vienen a la casona y por supuesto a nosotras, Maitina le va enseñando a tomárselo con calma. A que afloje, como dice ella.
_¡Udi! -le llama- ¿quién te ha pedido que hagas nada?
Necesita la atención continúa y por supuesto muchas caricias. Es un perro bien inquieto, aún así escucha a la gallina Clara cuando le pide noticias y nos va trayendo información…,más o menos. Es cierto que intenta estar atento, pero a veces se distrae porque llega su amiga Lore desde Lusarreta. Cuando vuelve y le preguntamos y se da cuenta de que no se ha enterado de mucho, nos promete que sí, que traerá noticias, pero luego el ama le llama para el paseo. Él empieza prestando atención hasta que olfatea un topo y corre tras su rastro y… se vuelve a despistar.

Así desde que tenemos a Udi, nos van llegando las noticias del valle…, más o menos. Como dice el ama: ¡ya aprenderá!

 

4. Las gallinas de Maitina en: Los turistas no se enteran de nada

Continúo aquí con un nuevo capítulo de la saga de las gallinas de Maitina, si es la primera vez que lo lees, te recomiendo que empieces por el primero «Con la piel de gallina«. ¡Que lo disfrutéis! Os dejo con «Los turistas no se enteran de nada«
Ser gallina en casa de Maitina es todo un lujo, ya conocéis el dicho de nuestro valle ¡quién fuera gallina de Maitina! Pero vivir aquí no está exento de peligros y por bien que nos cuide el ama y mucho que intente evitarlos no hay forma…
¡Quién fuera gallina de Maitina!
Cuando yo era pequeña, antes de llegar a este gallinero, esto es antes de ni siquiera soñar que sería gallina de Maitina, vivía en un corral donde les gustaba mucho contar historias de terror en las que aparecían todo tipo de criaturas: comadrejas (aunque por aquí las llaman fuinas), zorros, milanos y también basiliscos y vampiros ¡Cómo se nota que ninguna había sufrido un trauma como la gallina Clara! Ese tipo de historias en nuestro gallinero serían inconcebibles.
De la fuina decían que si te agarraba, te chupaba la sangre y que si no llegaba a matarte del todo, podías convertirte en una gallina inmortal que sólo se alimentaría de la sangre de otros seres ¡un horror!, vamos. Cuando yo era pequeña no sabía qué parte de estas historias era verdadera y cuál no. Pues bien desde hace unos días he descubierto que las fuinas existen y que efectivamente chupan la sangre de sus presas.
La fuina llevaba tiempo rondando el gallinero, nosotras intentábamos estar alerta pero ella tenía nuestros movimientos estudiados y consiguió atacar y terminar con la vida del pobre pollo depresivo.
Desde ese día la gallina Clara no baja de su viga y permanece en silencio, a veces tiembla. Gato que casualmente está en unos de sus días tranquilos, viene de vez en cuando, se sienta a su lado, ronronea, y le da calor, eso debe reconfortarle.
Nosotras intentamos no hacer mucho ruido ni molestarla demasiado con nuestras preguntas. A los tres pollos de la madraza les dejamos que estén con ella porque con sus ganas de conocer más sobre el mundo por lo menos la entretienen un poco.
La gallina Clara habla con un pollo
Es duro perder a un compañero así, yo no lo conocía mucho porque era joven y muy tímido. No llegó a abrirse con nosotras. Desde el día en que su madre le independizó en contra de su voluntad, se quedaba solo por las lindes de nuestro campo (donde no hay ningún interés y por supuesto ningún gusano), había dejado de ir detrás de ella pero la seguía con la mirada a todas partes. Ojalá hubiera nacido hijo de la Madraza, serían tal para cual pero el pobre tuvo poca suerte. La fuina que es más lista que el hambre, vio que era un objetivo fácil y fue a por él.
Cuando Maitina bajó y se encontró con el espectáculo casi le da un mal, tapó los restos con su pañuelo y nos reunió a todas en el gallinero. Durante un momento estuvimos en silencio, después puso una música de relajación que le han pasado en su curso e hicimos una visualización en la que el pobre pollo muerto subía volando como si fuera un milano hacia las peñas y allí se unía con su familia, me acordé de mi padre y mi madre y de mis hermanos pollos y me emocioné mucho.
_Chicas -nos dijo el ama- no hay vida sin muerte, como no hay luz sin sombra…
Eso no lo entendimos y la gallina Clara no estaba como para explicar nada…Habrá que preguntarle a las ovejas que con lo místicas que son seguro que algo nos pueden explicar. Maitina continuaba con su sermón.
Escuchando a Maitina
_Por mucho que nos duela es el ciclo de la vida. Hoy parte de nuestro amigo se ha convertido en parte de la fuina que a su vez será alimento de otro animal. Así funciona desde siempre la madre tierra y lo hará hasta la eternidad.
Entonces Gallo voló hasta el palo más alto y desde ahí empezó a cantar.
_Cualquier gallina acepta el equilibrio de la madre tierra, los que nos parecen odiosos son los animales que vienen buscando el alimento fácil.
_Como la fuina y el milano y las zorras -cacareó la gallina Punki.
El gallo batió las alas y continuó hinchando su pecho de gallo castellano:
_Nosotras las gallinas también cazamos. Nos pasamos la vida buscando un buen gusano, una tarea que lleva tiempo y dedicación, conocer bien la tierra y su olor, tener paciencia…Saberlo rodear, engañarlo para que no sospeche y sacarlo con fuerza y seguridad para que salga entero.
_Respetamos a los gusanos y ellos nos respetan -cortó una de las hermanas.
_¡Se puede ser cazador sin perder la dignidad! -añadió la otra.
_Venir aquí a un lugar cerrado donde el escape es imposible ¡es de cobardes!
Eso dijo Gallo sí señor y por una vez todas nosotras le dimos la razón, hasta la gallina Clara cacareó desde su viga.
_Algo haremos para que no venga más esa fuina, ¡ya veréis! -dijo el ama que continuaba sentada con nosotras y parecía una más siguiendo la conversación del gallinero. ¡Es una mujer impresionante! Un día os digo que se sube a un palo y duerme con nosotras.
Maitina y Udi en nuestra pradera
Dicho y hecho, al ama no le hace mucha falta mucho tiempo para tomar una resolución, así es ella.
A la mañana siguiente metió a Udi en el prado. Si el día del crimen experimentamos emociones fuertes, ése ¡no sabíamos lo que nos esperaba! Como sabéis Udi todavía es joven y tiene energía para dar y tomar, nada más entrar se dio tres vueltas completas corriendo por el gallinero sin que el ama pudiera controlarlo. Ya os he contado la manía que tiene por reunirnos a todas, pues nos reunió ¡vaya si nos reunió!…¡qué mareo! Eso sí Maitina fue a su lado y le pegó tal bronca que se sentó en un rincón con el rabo entre las piernas.
Pobre Udi, todavía le cuesta entender, que aunque vivamos bien en el valle a veces el ama nos pide cosas a cambio y no es porque hayamos hecho algo mal. Él había pasado un fin de semana con unos turistas que tenían otros dos perros. Maitina le dejó que fuera con ellos para que hiciera de guía porque a pesar de tener pocos meses, Udi ya conocía bien todos los caminos. Cada día el ama .
le lleva al paseo y él disfruta aprendiendo los recorridos. Va memorizando el olor de las toperas, de las madrigueras de conejos y por supuesto tiene ya sus árboles favoritos marcados en el camino.
Al principio estuvo entretenido contándoles a los tres pollos y a la gallina Punki, que siempre está interesada en los turistas que nos visitan, cómo eran, dónde habían estado y las excentricidades de los perros de ciudad…
_¿Sabéis que uno de ellos llevaba chubasquero? -decía Udi
_¿Cómo abrigo? -preguntó curiosa la gallina Punki a la que siempre atrajo el tema de la vestimenta animal.
_Sí, como el que se pone el ama cuando llueve pero adaptado a su cuerpo…¡era tan ridículo! En uno de los ríos que cruzamos se le enganchó la capucha y casi se queda ahí colgando como un murciélago…
Udi el viajero
Pero cuando ya no tenía más que contar y después del fin de semana que había pasado corriendo de acá para allá con los turistas que te hacen creer que la vida siempre es estar de vacaciones, Udi empezó a agobiarse con lo de estar encerrado con nosotras y el espacio de la pradera (que la verdad es muy agradable) se le quedaba pequeño. Empezó a hacer preguntas sin sentido fruto de sus nervios.
_¿Tendré que pasar aquí toda mi vida?
Yo intentaba explicarle que no, que era por la fuina. Y que decía el ama que sólo hacía falta que la pradera oliera un poco a perro.
_¿Y si no se va nunca? -me contestaba receloso- ¿y si vienen otras fuinas?
Se puso tan pesado que la mayoría de mis hermanas optaron por meterse en el gallinero para no oírle y con miedo de que le diera por reunirnos a todas otra vez. Udi se quedó fuera con la gallina Punki y conmigo en silencio. Al rato vimos cómo se acercaba Biberón desde la colina. Ella no acostumbra a bajar a la casona, salvo excepciones porque normalmente Udi sube con el ama hasta donde están las latxas. A los dos les encantaba ponerse al día de las noticias como una nueva madriguera de topos o que ya habían empezado a salir las setas o que Lore, la perra amiga de Udi, le llamaba desde Lusarreta.
Si la gallina Clara hubiera estado al cien por cien seguro que habría estado atenta a este encuentro por miedo a lo que Udi pudiera hacer. Pero siendo la situación que era, ninguna gallina se dio cuenta de la mezcla explosiva que hacíamos la gallina Punki, Udi, Biberón y (está mal que yo lo diga) yo.
Maitina y Biberón
Biberón es una latxa, una de las más jóvenes, nosotras la conocemos bien porque Maitina la crió en la casona y tuvo que darle biberón siendo recién nacida. Es una de las ovejas blancas, la más blanca, la que más se parece a una nube.
Un día mientras le daba de comer sentada entre nosotras, el ama se enterneció y dijo:
_Es dulce como el algodón de las ferias…¡madre mía ni se os ocurra decir alguna vez que he dicho algo tan cursi!
Nosotras no sabíamos qué era el algodón de las ferias, el ama debió darse cuenta porque la gallina Clara cuando no entiende algo pica la viga con cierta incomodidad. Maitina nos contó que es una golosina a la que llaman algodón dulce y tiene forma de nube, a veces te da pena comerla añadió pero cuando hundes los dientes muerdes algo muy ligero que cuando los aprietas, cruje.
Biberón debió ser la primera amiga que tuvo Udi cuando casi era cachorro y durante un tiempo crecieron tan unidos que uno no sabía si era perro u oveja y la otra si era oveja o perro. Realmente tienen las mismas lanas y una complicidad fuera de lo común.
Nosotras estábamos encantadas de presenciar este encuentro. La gallina Punki porque no se pierde una y yo porque como habrás comprobado, mi vocación de reportera me lleva a estar atenta ante cualquier aventura y ésta parecía de las que tienen miga.
Nada más verle encerrado en nuestro campo Biberón se extrañó.
_¿Qué haces ahí Udi?
_Es por la fuina
_¿La fina?
_Sí, la comadreja, ya ha matado una gallina y el ama tiene miedo de que cuando no esté vuelva al ataque, y me metió aquí…lo peor es que no sé cuándo me sacará, creo que está molesta porque no hago una a derechas.
Iba a decirle a Udi que eso no es así para motivarle un poco pero Biberón exclamó.
_¡Yo la vi!
_¿Al ama? Sí, se marchó por la carretera…
_No al ama no, ¡a la fina ésa! Si quieres puedo indicarte hacia dónde está y ¡la cazamos!
_¡Contad con todo mi apoyo! -dijo la gallina Punki, las dos escuchábamos la conversación aprovechando la discreción de nuestro tamaño.
_Pero, ¿cómo salgo de aquí? -preguntó Udi.
_Como si fueras un topo -respondió al momento la gallina Punki.
_¿Cómo?
_Haciendo un túnel, mira ves ahí debajo del puente, donde la valla queda más alta, ahí es fácil, además el puente te tapará.
La gallina Punki es increíble, como es pura curiosidad ¡se conoce todos los recovecos de nuestra pradera!
_Vale, haré eso. Biberón tú vete para allá y no pierdas el rastro de la fuina.
_¿Te acuerdas cuando jugamos a ser lobos?
_Sí, claro.
_Vuelve y olfatea como te enseñé.
Da gusto ver a estos dos trabajar en equipo.
_¡Genial! ¡Síguela sin que se dé cuenta! En cuanto salga te avisaré…¿Cómo te aviso?
_Puedo cantar fuerte tres veces a modo de señal- se ofreció la gallina Punki
_¡Y yo con ella! -me uní.
_Muy bien, ésa será la señal, ¡en marcha amiga Biberón!
Udi, la gallina Punki y yo fuimos hacia el puente, entre las dos empezamos a picotear por debajo en busca de la tierra más suelta. Debo confesar que si por casualidad aparecía un gusano nos lo comíamos…¡A mí este tipo de misiones me da un hambre! Le señalamos a Udi dónde tenía que cavar y nos quedamos fuera vigilando por si aparecían el ama o las otras gallinas. Si se enteraban no compartirían nuestro criterio sobre cazar a la fuina.
_¿Va a ser tu primera cacería Udi? -preguntó la gallina Punki.
_Sí, fuera de mis sueños sí -respondió desde el agujero- el ama siendo yo muy cachorro me contó que nosotros, los perros, antes éramos lobos. Me enseñó un collar antiguo que tiene colgado en la casona, de cuando había lobos por nuestras montañas. Era muy pesado, de hierro y con pinchos. Los perros lo llevaban para proteger el cuello de un posible ataque. El aita lo colgó sobre la chimenea como recuerdo de los perros de su abuelo.
El collar de los perros del abuelo
_¡Caramba! Ojalá pudiera ver esa maravilla – exclamó la gallina Punki.
_Sí, el ama me dijo que pesaba casi lo mismo que yo. Me venían a la cabeza miles de imágenes de luchas entre lobos y perros.
_¡Eran encarnizadas! -me decía el ama que de verdad hay veces que da miedo porque parece que te lee el pensamiento- Y lo peor de todo es que es una guerra entre hermanos, una especie de guerra civil.
_Eso no le entendí – menos mal que continuó con la explicación.
_Los perros antes de ser domesticados fuisteis lobos. Dentro de ti descubrirás muchos recuerdos de lobos. Son las voces de tus ancestros, escúchalas, te ayudarán a saber quién eres realmente. No lo olvides.
_¡Guau!- soltó la gallina Punki.
_Eso mismo dije yo…-le contestó Udi- Desde entonces empecé a practicar con Biberón y descubrí que puedo olfatear y cazar si me lo propongo. ¡Veréis cuando encuentre a la fuina y le dé su merecido!
Udi terminó el agujero bastante rápido, y salió disparado al encuentro con Biberón ¡tiene una energía! Como iba con la idea fija, no se dio cuenta de que por la pradera de arriba a la que daba el túnel acaba de aparecer una turista. Nosotras tampoco pudimos avisarle porque nos distrajimos al ver toda la tierra que había dejado removida que olía a gusano fresco que mataba.
Era una turista algo diferente, ella quería entrar de lleno en la vida del campo…
_La conocí en un viaje -nos decía el ama día antes de que viniera a la casona- al principio no nos llamamos mucho la atención, pero un día empezamos a charlar, ella me habló de sus cuentos y yo le conté de mi vida aquí y demás y conectamos. Luego me pidió si podía venir aquí a conocerlo y a entrevistarme, decía que quería escribir sobre mí. Después de su visita a la casona, quedó encantada y decidida a escribir un libro pero no sobre mí, ¿sabéis? Sino sobre vosotras. Me quitasteis el protagonismo ¡de un plumazo! Así que quiere aprender de vosotras y observaros.
_¡Saldremos en un libro! -exclamaron los polluelos.
_Podría titularlo “Las gallinas de Maitina” -dijo la gallina Clara desde su viga.
_”Las gallinas de Maitina” sería un buen nombre -afirmó el ama y nosotras la miramos entre sorprendidas y encantadas con ese oído que ella tiene. El único que no parecía muy contento fue el gallo que picoteó el suelo molesto.
Con esa presentación ya os imagináis que no era una turista común, esa gente que viene a pasar un fin de semana y solo sabe mirar a todas partes sin atender a nada en concreto, como las moscas. Tampoco era de los que se agobian con el silencio y están deseando poner la televisión o música bien fuerte. O como los que parece que del lugar donde vienen no tienen qué comer y aquí no paran de ir de restaurante en barbacoa y de barbacoa en restaurante.
La turista con Udi
A ella le gustaba pasar tiempo con el ama y charlar, ¡hasta le ayudó a limpiar nuestro gallinero!
Si ya había caído bien con eso de que quería escribir sobre nosotras, a partir de ese momento la Madraza y la gallina Gris le están eternamente agradecidas. Una por la salud de sus polluelos y la otra por la de sus huevos imaginarios. Estaban halagándola cuando una de las hermanas las interrumpió.
_Será muy buena pero hubo un momento sacando el estiércol en el que casi vomita -se quejó.
_¡Nadie es perfecto! Afirmó la otra.
Por un momento ambas hermanas se miraron en un silencio incómodo, creo que es la primera vez desde que las conozco que no están de acuerdo.
La turista escritora que como acostumbra iba pensando en sus cosas, se sobresaltó al encontrarse de repente a Udi. Él se quedó quieto un momento a la espera de su reacción.
_¡Buenos días Udi! -y le acarició la cabeza cariñosa. Por mucho que se esfuercen…los turistas no se enteran de cómo va la vida en el campo.
Ella se sentó con un bloc de notas en la hamaca y empezó a hacer dibujitos con un lápiz mientras Udi seguía su camino, al final va a tener razón la gallina Clara cuando dice eso de que los turistas no se enteran de nada…y estos que escriben ¡menos! Como dice Maitina ¡cada uno tiene su pedrada!
De todas formas prefiero a la escritora mil veces más que a la ansiosa, una a la que el ama la dejó a cargo de la casona y de nosotras y el resto de familia porque tenía ganas de encontrarse con la naturaleza y consigo misma. Pues cuando lo hizo se debió asustar porque a la mañana siguiente, después de un primer día tranquilo, empezó a hacer recuento de todos los animales cada diez minutos por miedo a que nos hubiera pasado algo. He exagerado un poco, no eran cada diez minutos, pero como mínimo nos quería contar tres veces al día.
Creo que de esos días aciagos le viene a la Madraza la ansiedad por los pollos y no me extraña. Hasta yo llegué a temer que faltara alguien.
Esta turista o era un poco más despistada o estaba con sus cosas, el caso es que dejó que Udi continuara con su camino.
El plan habría ido a la perfección si a la Madraza no le hubiera dado por salir a cotillear. Cuando nos descubrió entre la tierra cercana al agujero picoteando en busca de algún gusano, le olió mal y se metió decidida debajo del puente hasta que descubrió el agujero y ¡la lió! Nada más verlo empezó a cacarear.
_¡Alarma!, ¡alarma!, ¡alarma!
Montó tal algarabía que las gallinas al completo salieron del gallinero, todas menos la gallina Clara que empezó a llamarlas de vuelta.
_¡Adentro! ¿No os dais cuenta de que el peligro siempre está fuera!
Las mismas que habían salido volvieron a entrar aún más rápido. Las últimas fuimos la Madraza y yo. La gallina Punki no consintió en abandonar su puesto.
Estampida de gallinas
_¡Paciencia hay que tener!- dijo antes de que nos marcháramos- explícales que era necesario, que es una medida de protección…aunque tal y como está Clara me temo lo peor.
Cuando llegué, las otras gallinas se habían colocado en los palos y en las vigas, yo me quedé abajo sintiéndome muy pequeñita. Por primera vez en mi vida tenía toda la atención del gallinero y no parecía que fuera a ser fácil de gestionar.
La gallina Clara picó en su viga y se hizo un silencio inmenso.
_La madraza nos ha contado que habéis hecho un agujero en la valla, ¿es así?
_Sí debajo del puente…, Udi dijo que…
_¿Dónde está Udi? -me cortó Gallo.
_Ha salido por el agujero porque…
_¿Qué pasará si viene la fuina…? -preguntó temblando la gallina Clara.
_¿Qué es una fuina? -dijeron los tres pollitos a la vez.
_¡Dejad hablar a la niña! -interrumpió la gallina Gris que de repente me miraba con un cariño inusitado.
_Vino Biberón que había visto a la fuina, Udi dijo que irían juntos a cazarla y así no nos molestaría más. Hace ya un rato que salió.
Mis hermanas cacareaban y subían y bajaban nerviosas de las vigas. Entonces se escuchó la voz de Gato que caminaba en dirección a la gallina Clara.
_¡Ey! Chicas, para una vez que el lanas tiene una buena idea…Si la cazan ¡se acabaron los problemas!
_Pero ¿y si viniera aquí? Ahora tiene una entrada todavía más fácil -respondió Clara temblando.
_No, si la vigilamos -dijo Gato.
A Clara no se la veía convencida.
_Podríamos llamar la atención de la turista -dijo la Madraza- si alguna sale por el agujero posiblemente se sorprenda e intente taparlo.
Acordamos que ésa sería una buena solución, la gallina Punki se ofreció voluntaria. Parecía un buen plan porque la turista sin saberlo, se había sentado muy cerca de la salida del agujero y cualquiera con dos dedos de frente se sorprendería al ver una gallina revoloteando fuera de su pradera…cualquiera menos ella. La gallina Punki salió haciendo la mejor interpretación de su vida, revoloteó y cacareó como si fuera su último día pero la turista sólo levantó un momento la vista de su libreta y sonrió. ¡Estos turistas no se enteran de nada!
Ya sólo nos quedaba mantenernos alerta y esperar a que viniera el ama.
Montamos turnos de vigilancia. La fuina no apareció para la tranquilidad de todas especialmente de la Madraza. En cuanto escuchó el coche de Maitina se abalanzó hacia el agujero y salió montando una escandalera digna de haber puesto tres o cuatro huevos del tirón. Ahora la turista sí reaccionó, se levantó sobresaltada, miró a la Madraza y le preguntó si ocurría algo pero ella no tiene el don de entendernos tan bien como el ama. Menos mal que llegó Maitina y rápidamente se dio cuenta de que algo andaba mal.
La Madraza con sus pollos
La Madraza con los nervios había olvidado dónde estaba el agujero e intentaba volver a entrar en nuestra pradera volando y no hace falta que diga que las gallinas no somos muy buenas en eso de volar. Sobre todo sin carrerilla y nerviosas, así que por más que lo intentaba, terminaba chocándose con la valla y cayendo en el lugar equivocado. Maitina le pidió a la turista que la cogiera. ¡Vaya dos buenas prendas se juntaron! Entre la Madraza con su vuelo confuso y la turista con su pedrada…estuvieron un buen rato intentando ayudarse sin conseguirlo hasta que por fin, la turista pudo coger a la Madraza en brazos y ayudarla a volver a la pradera.
El ama mientras tanto, descubrió el agujero y lo tapó con un cubo lleno de agua, ¡por fin estábamos seguras! Después se fue en busca de Udi.
_Se la va a cargar -le oí decir y deseé que ella pudiera entender nuestra misión.
Empezó a anochecer y ni Udi ni el ama habían vuelto. Entonces escuchamos unos pasos familiares acercarse al otro lado de la valla. Udi llevaba a la fuina entre los dientes.
_¡Bien por Udi! Coreamos. Con el alboroto, la gallina Clara se animó a asomarse hasta la puerta y al comprobar que lo había conseguido fue hasta él y le dijo que se había ganado tres huevos.
Udi estaba feliz y contento y ahora con los huevos mucho más pero cuando le contamos que el ama había salido a buscarle un poco enfadada se quedó preocupado.
_Tú, tranquilo- dijo la gallina Punki- ¡Da la cara! Quédate aquí y deja que el ama vea la fuina cuando venga a cerrarnos el gallinero, ¡ella entenderá!
Y así fue, Maitina llegó corriendo detrás de Biberón.
Biberón de mayor
_¡Vaya día! -decía- ¡me tenéis loca! ¿se puede saber qué quieres tú de aquí abajo!
Cuando Biberón llegó a la altura de Udi nos guiñó un ojo. Nosotras estábamos esperando a su lado, queríamos darle todo nuestro apoyo a Udi el cazador.
_Bueno, así que ya te has paseado suficiente ¿no? -dijo Maitina a Udi.
Entonces Biberón empujó con el morro la fuina y el ama entendió.
_¿Y esto?
Udi el cazador
Udi se agachó, la cogió con los colmillos, la lanzó lejos y aulló.
El ama aplaudió y empezó a acariciarle.
_Muy bien Udi, buen perro ¡te has ganado tres huevos como mínimo!
Maitina es increíble. Nosotras aleteábamos y cacareábamos felices en el prado, pero la gallina Gris tuvo que romper este momento mágico, empezó a corretear hacia el gallinero y a decir que a ella nadie le iba a quitar sus huevos.
El ama se rió, antes de cerrarnos la puerta del gallinero nos dijo que iba a ir al monte a dejar la fuina para los buitres porque el ciclo de la vida tenía que continuar, fuera le esperaba la turista con una linterna.
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